Dignidad e igualdad
Participación y Representación
Cuando las mujeres de todo el mundo hablan de su experiencia de la Iglesia, el término más utilizado es frustra-ción. Las mujeres se sienten frustradas por el abuso de poder, el clericalismo, la discriminación, el sexismo y el miedo que experimentan en los entornos eclesiales. En todo el mundo, la ausencia de mujeres en la toma de decisiones y su exclusión de los ministerios ordenados son vistos por las mujeres como las mayores formas de discriminación e injusticia.
Durante la Sesión de Escucha “Poder, Participación, Representación” las mujeres piden encarecidamente erradicar el clericalismo y permitir la plena participación de las mujeres en la vida y los ministerios de la Iglesia:
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Escuchar e incluir a las mujeres, no solo en los procesos de decisión, sino también en la propia toma de decisiones. Asegurar que los procesos sean transparentes y responsables ante los bautizados. Involucrar a los feligreses en la selección de sus párrocos.
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Ocupar los puestos de liderazgo y comités de manera profesional y no arbitraria, y limitar los mandatos a un período de tiempo específico. La ordenación no es prueba de competencia en todas las áreas. El abuso de poder y el desequilibrio entre hombres y mujeres se pueden evitar a través del liderazgo colaborativo.
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Renovar las estructuras de la Iglesia y las leyes canónicas para proteger los derechos de todos los miembros de la Iglesia, independientemente de su género o identidad sexual, y no solo los derechos de los sacerdotes y obispos.